El petróleo crudo varía mucho en
su composición, lo cual depende del tipo de yacimiento de donde provenga, pero
en promedio podemos considerar que contiene entre 83 y 86% de carbono y entre
11 y 13% de hidrógeno. Mientras mayor sea el contenido de
carbón en relación al del hidrógeno, mayor es la cantidad de productos pesados
que tiene el crudo. Esto depende de la antigüedad y de algunas características
de los yacimientos. No obstante, se ha comprobado que entre más viejos son,
tienen más hidrocarburos gaseosos y sólidos y menos líquidos entran en su
composición. Algunos crudos contienen compuestos hasta de 30
a 40 átomos de carbono.
En la composición del petróleo crudo también figuran los
derivados de azufre (que huelen a huevo podrido), además del carbono e
hidrógeno. Además, los crudos tienen pequeñas cantidades, del
orden de partes por millón, de compuestos con átomos de nitrógeno, o de metales
como el fierro, níquel, cromo, vanadio, y cobalto. Por lo
general, el petróleo tal y como se extrae de los pozos no sirve como energético
ya que requiere de altas temperaturas para arder, pues el crudo en sí está
compuesto de hidrocarburos de más de cinco átomos de carbono, es decir, hidrocarburos
líquidos. Por lo tanto, para poder aprovecharlo como energético es necesario
separarlo en diferentes fracciones que constituyen los diferentes combustibles
como el gasavión, gasolina, turbosina, diesel, gasóleo ligero y gasóleo pesado.
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